sábado, 8 de marzo de 2014

Capitulo 40.


Capitulo 40

Después de una larga y magnifica semana en Nueva York, junto a mi padre, su nueva mujer y mi gran amiga, deberíamos volver a Londres, ya que nuestro limite de días eran siete. Después de meter toda la cantidad de ropa de nuevo en la maleta, y dejar allí una poca de ropa, la cual mi padre me había comprado, para cuando volviese a ir a Nueva York, porque estaba segura de que no sería la ultima vez. 
Baje las escaleras mientras me recogía el pelo en una coleta no muy bien hecha, me senté al lado de April que estaba leyendo el periódico y salude a mi padre y a Luis que estaban hablando de negocios. Me serví un vaso de zumo y espere a que Sheila bajara de una vez, y pudiésemos desayunar e ir ya a la estación de tren, ya que nuestros padres no podían llevarnos al aeropuerto.
Una vez que la chica rubia de ojos azules, entro por la puerta de la cocina, y se acerco a la nevera para coger una botella de agua. La abrió y bebió un poco. La cerro y me miro arqueando una ceja. 
-¿Sabes que nuestro tren sale en menos de media hora verdad?.-dije con sarcasmo.
-Si.-dijo moviendo las manos. 
-Ah, menos mal, pensaba que no, es que como te estas tomando todo esto con tanta calma.-dije levantándome y yendo hacía la puerta.
-Perdona, pero yo ya tengo la maleta en la puerta.-me gire para mirarle mal. Subí los escalones de las escaleras de dos en dos con tal de no caerme, pero parece ser que la suerte no iba mucho conmigo, por que gracias a los reflejos que tenía no me comí uno de los escalones. Cogí la maleta con todas mis fuerzas y baje abajo de nuevo, pero esta vez baje las escaleras con más cautela ya que si me caía me pegaría una buena ostia. Cuando por fin estuve con la maleta abajo, me senté sobre ella soltando todo el aire acumulado en mis pulmones y me deshice de mi mal hecha coleta. Chasquee los dedos y llame la atención de Sheila que me podía ver desde la cocina, esta me saludo la muy tonta y salió.
-Vale, ya nos podemos ir.-dije antes de levantarme e ir a llamar al ascensor.
-Cuando llegues a Londres, quiero que me llames o que me mandes un mensaje quiero ver que llegas sana y salva a Londres.-me estrujo entre sus brazos.
-No va a pasar nada, el avión es el medio de transporte más seguro.-dije separándome de el, y revolviéndole el pelo.
-Lo se, pero nunca dejare de preocuparme, eres mi hija.-dijo cogiendo mis mejillas y apretándolas, aparte enseguida sus manos de mis mejillas ya un poco rojas.
-Papá, no se va a desplomar el avión sobr.... .-no me dejo terminar.
-Nunca digas eso.-cerro los ojos.- Y ahora creo que debes de irte, Sheila ya te esta esperando.-me gire y la vi haciendo señal con las manos para que fuese junto a ella.
-Adiós papá.-me abrace de nuevo a el, y después de un rato me separé.
-Adiós princesita.-dijo mi padre antes de soltarme, puse los ojos en blanco.
-Adiós April.-me gire a ver a la mujer de mi padre, la abrace y le di dos besos, para luego hacer de nuevo y por tercera vez lo mismo con mi padre.
-Cuídate.-me susurró al oído.- Te quiero.-me dio un beso en la mejilla.
-Yo también te quiero, papá.-dije mientras corría apresurada hasta llegar al lado de Sheila. Salimos del apartamento despidiéndonos con la mano de esa bonita casa, y bajamos abajo, para ver un taxi esperándonos el cual Sheila había llamado minutos antes. Metimos las maletas en el maletero como pudimos, por el tamaño de estas y luego subimos al taxi.
Una vez estuvimos en la estación, donde el tren de cercanía de Nueva York nos acercaría hasta el aeropuerto. Subimos en nuestros respectivo asientos, y empezamos a hablar de un tema no indefinido, antes de que el tren encendiera sus motores. El tren empezó a hacer un raro movimiento el cual provoco que me pusiera de los nervios, ya que me vino a la mente la frase que anterior mente le había dicho a mi padre y con lo asustadiza que era yo estar en un tren con movimientos raros no era bien para las personas que estuviesen a mi alrededor. Cerré los ojos fuertemente de golpe cuando lo último que vi fue como el tren descarrilaba de las vías.
* * * * *
Intente abrir los ojos, pero era imposible, ya que notaba que pesaban mucho. Notaba un gran dolor en la cabeza y  todo el cuerpo me dolía. Forcé a mi mente a recordar y las imágenes de como el tren se salía de las vías y el vagón donde estábamos Sheila y yo daba una fuerte golpe sobre el suelo, causando que me pusiera en posición fetal para así protegerme. Empecé a pestañear poco a poco, y cuando por fin tuve los ojos abierto vi unas siluetas borrosas al final de la habitación. La habitación donde me encontraba era blanca, todo lo que había en ella era blanco, pude ver una pequeña ventana por la cual se filtraban una poca luz que provenía de la calle, y dejaba ver que ya había anochecido. Volví a pestañear unas cuantas veces y hable.
-¿Donde esta Sheila?.-pregunte apenas con voz, pero sirvió para llamar la atención de las tres personas que estaban allí, las cuales seguía sin ver con claridad. Cerré los ojos y volví a repetir la misma pregunta que anteriormente.-¿Donde está?.- abrí un poco los ojos y note como podía ver con mayor claridad. Lleve una mano a mis ojos los cuales frote y después como pude ya que me sentía algo débil lleve mi mano a la cabeza y frote la parte que más dolor me hacía. Cuando pude ver con mucha más claridad, y ya nada o casi nada era borroso, mire a mi madre que estaba a un lado de la cama donde estaba tumbada, al no recibir respuesta de ella, mire a mi padre que estaba al otro lado.-¿Que ha pasado? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde esta Sheila? ¿Esta bien?.-les bombardee a preguntas.
-Sh, cariño. Debes de descansar.-dijo mi madre agarrándome de la mano que tenía libre y acariciándome la cabeza suavemente con su otra mano.
-Mamá, sabes que no podre descansar hasta que sepa si Sheila esta bien.-dije con la voz un poco entrecortada.
-Tal vez, deberías decírselo.-dijo John que se encontraba a su lado.
-¿Decidme el que?.-nadie dijo nada, ninguno de los tres.-Oh vamos, decidlo.-dije enfurecida. Mi madre iba a hablar cuando la puerta se abrió y dejo ver a un chico de ya una avanzada edad, el cual iba seguido por... .-¡Harry!.-intente levantarme de la camilla, pero me fue inútil, me queje ante el dolor que sentí en la pierna, al intentar levantarla. Ambos avanzaron hacía mi y Harry se puso al lado de mi madre y empezó a acariciarme la mejilla.
-¿Que tal esta señorita?.-pregunto el doctor.
-Supongo que bien del todo no debo de estar si estoy aquí.-conteste, soltando la mano de mi madre y buscando la de Harry, la cual agarre enseguida.
-Que humor que tiene señorita.- rió el doctor, yo le fulmine con la mirada.- ¿Qué tal va esa pierna?
-¿Que le pasa a mi pierna?.-pregunte abriendo los ojos.
-Cariño, cuando el tren descarrilo, caíste sobre la pierna y bueno...
-Tiene una fractura en el peroné.-dijo el doctor, puse cara de horror.- Tranquila, ya le hemos operado y gracias a Dios no fue un golpe de lo más grave, dentro de unos días podrá andar, pero mientras tanto estará en observación y ira a rehabilitación para así ver si va mejorando. ¿De acuerdo?.- asentí.- Eso es todo, más tarde me pasare de nuevo.-dijo saliendo por la puerta.
-Contéstame, mamá.-dije mirándola, abrió la boca para hablar.
-Sheila, esta... .-me estaba poniendo nerviosa, ahogue un grito de nerviosismo.- Entro en coma, cielo.- vi como lagrimas empezaban a brotar por las mejillas rojizas de mi madre, John la abrazo y puse cara de angustia, no pude hacer nada para reprimir las lagrimas. Harry hundió mi cabeza en su pecho y me aferre a el. Esto no podía estar pasando, Sheila no. Intente levantarme de la cama aun con lagrimas en los ojos para ir a verla, pero un grito de dolor salió de mis labios cuando lo intente.
-Tranquila se pondrá bien.-dijo Harry tendiéndome bien en la cama.- Esta en observación y todos sabemos que Sheila es fuerte, tranquila, se pondrá bien.- asentí y apreté con fuerza su mano.- Ahora debes descansar.-beso mi frente. Vi que mi madre me miraba con ternura pero a la vez con tristeza y como iba caminando hacía la puerta, agarrada de John. Dirigí la mirada a mi padre después de verlos desaparecer por la puerta, sonrió forzosamente y luego salió el también de la habitación. Una vez que en la habitación solo quedamos Harry y yo, se acerco a mi lentamente y junto sus labios con los míos. Como necesitaba esos labios, como lo había echado de menos, pensé.
Se separo de mi unos minutos después, cuando la puerta se abrió de nuevo, dirigí mi mirada a esta y vi a Louis, Zayn, Niall y Laura en ella, sonreí forzosamente como había hecho antes mi padre y pasaron.
-¿Como estas?.-pregunto Laura soltándose del brazo de Niall, ya que estaba abrazada a el y caminando así mi, para luego coger una de mis manos libres y tocar mi cabeza delicadamente.
-No se que decirte, una de mis mejores amigas a entrado en coma, por un puto accidente de tren, me he roto la pierna, etc.-comencé a llorar sin previo aviso. Laura beso mi frente y me abrazo como pudo, ya que la camilla lo estaba dificultando todo.
-Tranquila, todo va a salir bien, cielo.- hizo el intento de sonreír y se alejo un poco para que Louis se pusiera al lado de mi amiga, mire a Niall y a Louis, y hice como antes había hecho forzar una sonrisa.
-Ojala y sea verdad.-susurre apretando la mano de Harry y la de Laura con fuerza.

* * * *

Veinte de diciembre. 

Ya habian pasado unos cuantos meses desde el accidente de  tren, y aun asi yo permanecia en el hospital de Nueva York junto a Sheila, la cual no habia salido aun del coma. Tres día a la semana siempre estaba en Londres, ya que la universidad había comenzado, y aunque mi madre me había dicho millones de veces que estudiara en Nueva York yo me negaba, siempre había querido estudiar en Londres, y así seria. Gracias a que solo daba tres días, podía pasar más tiempo en el hospital con Sheila. Mi pierna había mejorado bastante desde el accidente, pero aun así tenia que continuar yendo a rehablilitación. Harry siempre que podía venia a verme, y obviamente a ver como estaba Sheila. Laura había escogido medicina, y como esa carrera necesitaba más esfuerzo, apenas viajaba aquí, desde que nuestra amiga entro en coma, Laura veía muy grande el piso que se habían comprado, y Niall, el generoso rubio, le ofreció vivir con él, aunque era una tontería, por que los chicos no terminarían el tour hasta noviembre y la casa de Niall, era seguro mil veces más grande que el piso de ellas.  Ahora estábamos en diciembre a mediados, y Niall estaba en casa haciéndole compañía, menos mal. Según me había contado Laura una tarde hacia dos semanas, Niall estaba últimamente muy cariñoso con ella, más cariñoso que cuando tuvieron la cita, y que se habían besado repetidas veces, sin querer. Ella decía que era el frio invierno de Londres que le había hecho cambiar, yo pensaba todo lo contrario. Hacia una semana, había hablado con Niall, por Skype y me había dicho que el y mi amiga de la infancia, habían empezado una relación, pero querían que nadie se enterase de ello. Louis, Eleanor, Perrie y Zayn, muy de vez en cuando venían a vernos, o cuando iba yo a Londres, los veía, la ultima vez que fui a Londres, quede con Eleanor, para hablar y vernos, pero con Perrie no había tenido la misma suerte ya que ella estaba de tour con las chicas de Little Mix. Liam había desaparecido literalmente de la Tierra. Permanecio aquí en el hospital con Sheila, un mes y medio, sin alejarse de ella, y esperando a que despertara, pero nada. Una mañana de octubre, fui a la habitación y lo vi como siempre, sentado en una silla al lado de la cama, agarrando una de las manos de Sheila con delicadeza, con un rasgo triste y desesperado. Le convencí para que se fuera, para que el tour se retomara, y después de insistir tanto, por fin me hizo caso. Pero, cuando el tour se termino en noviembre, el se fue a Wolverhampton, y cuando volvió a Londres, con él iba una chica. Su nueva novia.
 

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