miércoles, 27 de noviembre de 2013

Capitulo 39.

 
Capitulo 39

Había pasado aproximadamente un mes, desde que yo me había despedido de Harry el cual se tenía que ir a una entrega de premios. Había pasado un largo mes desde que Harry y yo llevábamos saliendo y apenas unas semanas, desde que Liam se había declarado gracias a mi ayuda, y habían empezado a salir Sheila y Liam. Laura seguía igual con Niall, pero había avanzado un poco ya que, cuando ambos tenían un poco de tiempo libre se iban solos a pasear por las preciosas calles de Londres. Y con Louis, Zayn, Perrie y Eleanor todo iba exactamente igual. Perrie había empezado la gira y Eleanor cuando podía que era casi todos los fin des intentaba venir a Londres, y pasar todo el fin de semana con nosotros. Y gracias a que los chicos empezaban de nuevo la gira a la semana siguiente pudimos pasar más tiempo con ellos.

* * * *
Ahora Sheila y yo estábamos esperando a que nuestras maletas pasaran por la cinta, para así poder cogerlas e ir a visitar la  fantástica ciudad donde nos encontrábamos. Después de unas largas horas de vuelo, por fin habíamos llegado a nuestro destino. Nueva York. Como le había prometido a Sheila un mes atrás, viajamos esta mañana bien temprano. Cuando por fin vi como nuestras maletas pasaban por la cinta, camine hacía ellas y las cogí rápidamente para después dejarlas en el suelo. Sheila cogió su maleta, y ambas empezamos a andar hacía la gran puerta de cristal. Una vez salimos de ese inmenso aeropuerto, buscamos con la mirada a nuestros respectivos padres.

Vi a lo lejos a un hombre moreno y alto, ancho de espaldas, toque el hombro de Sheila y caminamos hacía el hombre que yo había visto el cual era como yo pensaba mi padre. Me abrace a él fuertemente, después de estar tanto tiempo sin verlo, el abrazo se lo merecía. Cuando me solté de su agarré, salude educadamente al padre de Sheila que se encontraba al lado de mi padre y de la chica rubia, y después caminamos ambas siguiendo a nuestros padres, hasta llegar a un coche negro bastante grande, mi padre al igual que el padre de Sheila nos arrebataron las maletas y las metieron en el maletero, para después los cuatro subirnos en el amplio coche decorado con colores crema. Me abroché el cinturón cuando vi que mi padre estaba a punto de encender el motor del coche y mire por la ventana mientras salíamos del aparcamiento del aeropuerto. Observaba como las calles de Nueva York estaban vivas, llenas y repletas de gente las cuales paseaban tranquilamente. Aunque fuese ya de noche las calles seguían llenas de gente, y a pesar de no me gustasen las ciudades u capitales, Nueva York era algo distinto, algo diferente. Observe todo lo que había a mi alrededor una vez baje del coche, cuando este estuvo aparcado, todo era tan luminoso. Camine detrás de mi padre, agarrada del brazo de Sheila cual vieja chismosa. Entramos en un gran edificio lujoso y caminamos hacía el ascensor Sheila y yo mientras Luis que así es como se llamaba el padre de Sheila y mi padre, hablaban con un joven vestido de botones. Sheila pulso el botón y me miro.
-¡Estamos en Nueva York!.-chillo cerca de mi oído.
-Ya lo sé, Sheila, no hace falta que me lo grites al oído, guapa.-le di una suave bofetada en la mejilla.
-Mañana bien temprano iremos a ver Nueva York, así que quiero que te despiertes bien pronto, las calles de Nueva York están llenas de gente en un abrir y cerrar de ojos así que tendremos que aprovechar los días que estemos aquí.-dijo riéndose. El ascensor se abrió y ambas entramos dentro, y miramos a nuestros padres que se acercaban a este para subir con nosotras.
Pulsamos ambas al mismo tiempo el botón de la planta que correspondía al hogar de nuestros padres, y reímos cuales niñas pequeñas acaban de hacer una pequeña travesura.
Bajamos del también lujoso y amplio ascensor y pude ver un moderno comedor.

 
Después de mirar el comedor unos segundos, camine siendo arrastrada por Sheila hasta unas escaleras de caracol de color blancas y subí estas mientras miraba por los grandes ventanales que daban hacía las maravillosas calles. Preste atención al frente cuando Sheila abrió una puerta de madera de pino y dejo ver una habitación bastante acogedora y bastante espaciosa. Las paredes de esta estaban pintadas de un color azul agua marina, muy bonito. A un lado de la habitación había una gran ventana, que dejaba traspasar la luz que provenía de las calles luminosas por unas finas cortinas blancas, casi trasparentes. Al lado de la ventana estaba un pequeño escritorio de madera de pino blanco como el resto de los muebles que había en esa habitación; con un portátil sobre este. En una esquina de la habitación se encontraba la cama, decorada con una colcha blanca con diferentes tonos azules, y a uno de sus lados una mesita de noche, con un despertador en el cual marcaban las ocho y media de la tarde. Entre en ella, y mire un corcho sobre la pared donde descansaban diversas y diferentes fotos con mi padre, las mire por unos segundos y me gire para ver a Sheila entrando en la habitación cargando mi maleta. Me acerque a ella y le quite la maleta para ponerla sobre la cama y mirarla.
-¿ Y bien?.-levante una ceja.- ¿Qué te parece Nueva York?

-¿Qué crees que me parece? Pues es mejor de cómo me lo imaginaba.- sonreí y me senté en la cama.
-Ella solo sonrío-.- Mañana como ya te he dicho antes iremos bien pronto a visitar Nueva York, así que quiero que despiertes pronto.-se acerco a la mesita de noche y cogió el despertador, a los pocos minutos lo volvió a dejar sobre la mesa y vi que había cambiado las agujas de lugar. Habría puesto la alarma.
* * * *

Y así es como lo deduje cuando el pitido que provenía del despertador, hizo que poco a poco abriese los ojos, mire a la ventana y me maldije a mi misma por no haber bajado la persiana la noche anterior. Cuando pude ver todo con claridad, mire el despertador y vi como las agujas del reloj marcaban las cinco y cuarto de la madruga.- Mataría a Sheila cuando la viese. Quite las sabanas de encima de mí y me levante de la cama, para ir hacía la ventana. Lo primero que quería ver era Nueva York. Aparté las cortinas y vi a través del cristal como las calles de Nueva York siendo la hora que era ya estaban llenas de personas que paseaban o que corrían para llegar pronto a su trabajo, o eso supuse. Me acerque a la maleta que descansaba sobre el suelo y me senté justo enfrente de ella para abrirla y sacar de ella, lo que me pondría.
 
 
 
Salí de la habitación una vez me vestí, y busque por el largo pasillo el cuarto de baño y después de entrar en dos habitación por fin lo encontré. Cuando entre vi que una de las paredes era diferente a las otras, ya que esta en vez de estar pintada de color blanco estaba pintada de color negro. Me mire al espejo y me lave la cara, para después cepillarme el pelo. Salí del cuarto de baño y vi a una chica castaña con unas pocas mechas rubias y alta con los ojos pardos. Iba vestida con un traje azul marino, e iba prestando toda su atención a la tablet que llevaba en las manos. Era April.
-Hola.-dije al ver como no me decía nada y pasaba por delante de mi como si nada. Ella paro en seco y se giro para mirarme.
-Oh lo siento cielo, no te había visto. Estaba leyendo un articulo que... .-se acerco y me abrazo, luego cogió mi mano e hizo que diese una vuelta para que pudiera verme.- ¿Qué tal estas? Como has crecido.
-Sonreí-.- Muy bien, ¿Y tu April, que tal todo? ¿Todo va bien con papá?.-me miro de nuevo.
-Que guapa estas.-volví a sonreír.- Todo va bien, y con papá las cosas van genial, pequeña. Ahora mismo iba a bajar a hacer el desayuno, ya que tu padre y yo nos acabamos de despertar.- fruncí el ceño.
-¿Preparas tu el desayuno?.-dije extrañada.
-Claro que si, aquí soy yo la que se encarga de las tareas del hogar.- yo sonreí amablemente.- Ahora vamos abajo a desayunar, y te dejo ir con Sheila a visitar Nueva York, pero primero la comida más importante del día.- Me cogió del brazo y bajamos las escaleras para luego entrar a una cocina, como no, igual de moderna y acogedora como todo el resto de la casa.
* * * *

Ya había empezado a amanecer cuando Sheila y yo salimos a la calle, después de despedirnos de mi padre, de Luis, el padre de Sheila y de April, quienes tenían que ir a trabajar pronto. Sheila me miro nerviosa. Y yo fruncí el ceño.
-¿Por que estas tan nerviosa, pava?.-pregunte.
-No se por donde empezar aquí hay tantas cosas que... .-señalo a todos lados con las manos.
-Por donde tu quieras, por donde más rabia te de.-reí suavemente al igual que Sheila, que en menos de dos minutos ya me tenía corriendo por las calles. Y solo acabábamos de empezar el día, bien, pensé.
Cuando ya llegamos a World Trade Center, Sheila disminuyo la velocidad, y así dejo que pudiese ver la calle tranquilamente. Paseamos tranquilamente por Chrysler Building y Ellis Island, mientras que Sheila consultaba una guía y me contaba la historia que tenían cada una de esas calles tan maravillosas, pero yo sinceramente no hacía caso ninguno a lo que mi amiga me decía. Después de estar dando vueltas por la Quinta Avenida. Por Empire State.

(Fotografía del Empire State)

También por Wall Street.
(Estatua que esta situada en la calle Wall Street)
Paseamos por Rockefeller Center, por Federal Hall y finalmente vimos la Catedral de San Juan el Divino, antes de que callera muerta en un banco que había por los alrededores.
(Fotografía de Federal Hall) 
Después de descansar una media hora como mucho y tomar un café mientras hablábamos de cosas sin sentidos como por ejemplo de la universidad, volvimos a empezar nuestra ruta por Nueva York. Primero empezamos por El Madison Square Garden y continuamos cruzando con un taxi por el Puente de Brooklyn.
(Fotografía del Madison Square Garden)
(Preciosa fotografía del Puente de Brooklyn)

Y finalmente antes de parar para comer una hamburguesa, algo rápido para poder seguir nuestro recorrido pronto, paseamos por High Line con tranquilidad.

Cuando ya fueron las cuatro aproximadamente cogimos otro taxi y pasamos de nuevo por el Punto de Brooklyn, para volver. Cuando ya estuvimos fuera del taxi, caminamos en dirección hacía la Catedral de San Patricio, en la cual nos encontramos enfrente en unos minutos.

 
 (Fotografía de la Catedral de San Patricio)
Caminamos hacía el Central Park, en el cual estuvimos sentadas, hablando durante un largo tiempo, y como también estuvimos haciendo antes, haciéndonos fotos todo el rato.


(Fotografías del Central Park)
Cuando estuvimos tumbadas en el césped aproximadamente como una hora y media, por lo menos caminamos hacía un mirador que había en lo alto de un edificio y que desde allí se veía perfectamente todo Nueva York.
(Fotografía desde un mirador en el cual se observa Empire State y gran parte de Nueva York)
Después de estar allí un rato contemplando las bonitas vistas, bajamos y fuimos a Time Square que era la única y ultima calle que nos faltaba visitar y que Sheila había dejado la ultima por que era mejor verla cuando ya anochecía. Y exacto, tenía razón, cuando llegamos a Time Square vimos la bonita calle que era iluminada con todas sus luces luminosas y aunque estuviese atardeciendo, era aun así preciosa la calle.
(Fotografía de Time Square)